Los promotores inmobiliarios alicantinos se han puesto las pilas para afrontar el Brexit. La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha trastocado los planes y previsiones del sector en un año en el que se las prometían muy felices. Las compraventas tiraban, la financiación fluía poco a poco y la demanda más fiel respondía. El tablero ha saltado por los aires tras el portazo británico a Bruselas y los daños colaterales sobre la industria del ladrillo local, muy sensible a los vaivenes de la libra y las dudas sobre la seguridad jurídica. Toca adaptarse al entorno y afrontar la nueva situación.

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